El domingo anterior al 25s asistimos a una asamblea de Sol. Fue una reunión agotadora para la persona que moderaba. Al terminar la reunión nos dijo que no moderaría nunca más una asamblea. Los presentes le preguntamos que si quería cambiar el mundo y dijo que sí. “¿Y crees que semejante osadía es fácil?”. Compañeras, cambiar el mundo no es fácil, pero lo estamos haciendo. Y a veces en circunstancias complicadas, como lo fue el 25S. Querían provocarnos. La prensa del sistema tenía ya preparado el titular “batalla campal en Neptuno”, y no lo cambió pese a que el pueblo dio una lección de resistencia activa no violenta. No caímos en la trampa de responder a la provocación y la violencia policial, lo que pudo ser visto en el mundo entero.
Al compañero Ángel le dieron golpes y patadas hasta dejarlo postrado en el suelo. Y después de un tiempo en el Hospital “12 de Octubre” lo echaron a la calle, sin apenas poder moverse, y así hubiera sido si no llega a ser por los compañeros. Vinieron a decir: “Ala, búscate la vida. Esfuérzate, perro”. Es lo que nos dicen con sus leyes: “Esforzaos, perros”. No veían daño neurofisiológico, no atinaban con lo que tenía, pero lo peor es que no tenían ojos para ver lo que podía ver hasta un niño, cómo lo habían dejado semiparalítico. Pensaban que estaba haciendo teatro. Ha pasado cerca de un año, ¿siguen pensando que está fingiendo? Por eso estamos encerrados en la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Granada. Y de ahí no nos vamos hasta que en la Delegación no reconozcan su situación y la palíen. La policía de Cifuentes nos reprimió con la consigna de que éramos terroristas o golpistas, pero la Audiencia Nacional vio el acto legítimo “ante la convenida decadencia de la clase política”.
Esta política cruel, criminal, no creemos que se deba al dinero. Tienen dinero para enterrarnos a todas. Lo hacen para tenernos esclavizados. Sí, esta lucha es una lucha por la libertad. Nos arrojan a la calle hablándonos de esfuerzo y de excelencia, para hacernos creer que este sistema es para los excelentes y que a nosotros nos pasa lo que nos pasa porque no lo somos. En realidad, mientras que las “excelentes” estaban en el sofá, y su mayor valor es ordenar reprimirnos, las verdaderas luchadoras por la libertad exponíamos nuestros cuerpos a la violencia policial, porque tenemos un alma libre.
¡Luchamos por un cambio de sistema!
¡Por un proceso constituyente con la mayor participación popular posible!
¡Por la auténtica libertad política!
¡Sí se puede!